San Juan Piaxtla (del náhuatl Pia, asegurar; axtla:axtlahua:
aixtlahua: estarse peinado; que significará El lugar en donde se asegura estar
peinado).
San Juan va a ser uno de los santos que se agregará con
mucha facilidad a la nueva toponimia de las comunidades indígenas en México y
en Izúcar no será la excepción. Aquí va a ser el Santo Patrón que deberá poseer
don de ubicuidad, ya que se lo pelearán barrios vecinos, mismos que aseguran no
estar confundidos con el Juan al que adoran, reafirmando que es el Bautista y
no el Evangelista, al que allí le tienen reservado siempre el lugar de honor.
Con respecto al de este barrio no hay ningún problema, ya
que su vestimenta de asceta, su cruz con asta larga y banderín y un cordero
echado a sus pies, demuestra que es, sin lugar a dudas, el bravo predicador,
que insolente ante las desviaciones de las costumbres religiosas de los
poderosos de su época, atacó el orden establecido para anunciar la llegada de
Jesús.
A los habitantes del lugar, el párroco Márquez los invitará
al rescate del bellísimo altar de estilo barroco indígena, que en condiciones
no muy bien conservadas encontró desde la primera vez que lo visitó, antes del
año de 1940, en un paseo que seguramente estaba haciendo por el rumbo para
adentrarse en el paisaje rural que le ofrecía esta ribera del río, cuyos
terrenos planos y labrados le habrán seguramente recordado la campiña italiana,
que en sus tiempos de estudios de juventud dejó plasmada en su mente la imagen
de los establos que tantos productos lácteos producían en aquel país, siendo el
sostén de muchas familias y comunidades rurales de esa nación europea.